A pesar de que no me gusta escarbar en el basurero local, un artículo del Nuevo Herald de hoy por Ivette Leyva (se llama Dinero Facil) me obliga a comentar sobre nuestro querido Pantano y los negocios que se realizan entre las cuatro fronteras (a saber; Homestead, el Okeechobee, North Miami y el Mar).
Dice Ivette, que suele hacer comentarios sensatos; que es sorprendente la cantidad de recién llegados de Cuba que caen en negocios ilegales y van presos por cosas tales como fraude y narcotráfico. Ivette le echa la culpa a “un efecto parcial de la era del dólar en Cuba. Cuando la moneda se legalizó en 1993 alivió la situación económica de nuestras familias en la isla, pero a la larga convirtió también a miles de cubanos en holgazanes mantenidos por sus parientes en esta orilla”.
Este es un ejemplo clásico de lo que un amigo que vino conmigo de Rusia, llama “la Coca Cola del olvido”. Es decir, el llegar a los estados unidos y tirar una especie de muro, de cortina de bagazo mental sobre lo que pasa en la isla y cuya consecuencia más evidente es ese sobrevaloración de lo que representan las remesas para los cubanos de cuba. (No es la primera vez. Hace un par de años, tuve una discusión con varios amigos de Miami, sobre las medidas económicas de Raúl Castro, cuando les dije que lo de entrar pacotilla en cuba no tenía que ver con los estados unidos, sino con los 50 mil cubanos que trabajan en Venezuela y que se han convertido en estos diez años en los suministradores principales de todo lo que se consume en cuba: desde Silicona para las tetas, hasta televisores, medicinas y ropa. Me dijeron muy molestos que cuando yo mandara dinero sabría lo que era eso. Dos años después de mandar dinero mensualmente, todavía es evidente que el gobierno de Raúl Castro no está contando ni con Miami, ni con las remesas, ni siquiera con el gobierno americano para sus prioridades. Pero me disgrego.)
Ivette suena escandalizada de que jóvenes de su generación y la mía se dediquen a plantar marihuana en casas de Homestead, estafar al Medicare o dedicarse al fraude con tarjetas de crédito y culpa a la economía estatal de esa “costumbre extendida y aceptada desde hace décadas en la sociedad cubana de ``resolver'' --un eufemismo de robar--, sacando las cosas que necesitan para sus casas de la oficina o de la fábrica donde trabajan”. Evidentemente Ivette lleva años sin trabajar en un hotel o una fabrica o un condominio, o no hablaría esas boberías. Como sabe cualquiera que ha tenido que chocar con la realidad local, en los estados unidos se roba tanto como en cuba, al punto que a los departamentos de Lost and Found de los hoteles de aquí de Miami Beach; se les llama el Lost and Lost (igual que en el aeropuerto de la Habana).
Lo cierto es que si bien un montón de cubanos recién llegados se ha dedicado a lo que en cuba llamamos “el bisne”, el grueso de los negocios ilícitos, el tráfico de drogas, la estafa a los planes federales de salud y el desfalco rampante de los cofres del gobierno local; están en manos de la “Generacion Historica”. Exactamente igual que en Cuba.
La Familia de Miami, los hermanitos caritativos de Coral Gables, los Homes de la sahuesera y las casas hidropónico de Homestead son todos negocios locales. Nadie vino de cuba a enseñar a los chamacos de Hialeah a cultivar marihuana, ni a los dueños del puerto de Miami a entrar cocaína colombiana, ni mucho menos a los médicos cuban american a estafar al Medicare. Todo eso se sabía hacer aquí desde hace mucho y la verdad es que el negocio es tan extendido que es raro que más emigrantes no se dediquen a eso.
Y por supuesto esta el asunto de los hijos de papá. El nieto de Montané, la hija de Diocles etc, metidos en estafas y tráfico de drogas. El nieto de Montane era “DJ” en una isla que tiene exactamente 5 discotecas y Dashel vivía de más o menos tener sexo con tipos que la mantuvieran o lo que en la isla solemos llamar “puta”. Es que alguien se sorprende que gente que vivía del cuento en cuba, quiera ser rico sin trabajar aquí? La culpa es del sistema comunista? Lo cierto es que Miami está llena de hijos de jefes en cuba y todos trabajan honestamente. Saben que tienen más ojos encima de lo normal y se cuidan como cualquier persona lista. El hijo de Ramiro podía ser un bandido en cuba, pero en Miami se está de lo mas tranquilito.
Ahh, que la gente de nuestra generación aprende rápido. Eso no lo niega nadie, pero ese cuento de que el sistema cubano es una especie de escuela de aprendizaje para delincuentes, porque allá “nadie trabaja y todo el mundo vive del robo” es una paja miamense como nunca se ha visto. Me recuerda a las viejas Wetchesteras familia de mi tía que me dijeron que el trafico de gente en sigarretas era un negocio que se organizaba desde cuba y se pusieron bravas cuando les dije que Fidel había prohibido las lanchas en el 60. Mismo principio falso, misma Coca Cola del olvido. Ivette debería pasarse a la Pepsi.
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